La diálisis es una de las opciones para los pacientes que intervienen en la insuficiencia renal para mantener su vida. La diálisis es el proceso artificial de eliminar los desechos (metabolitos) y el agua no deseada (ultrafiltración) de la sangre. Nuestros riñones lo hacen naturalmente. Algunas personas, sin embargo, pueden haber fallado o dañado los riñones que no pueden llevar a cabo la función correctamente - pueden necesitar diálisis.
En otras palabras, la diálisis es el reemplazo artificial de la función renal perdida (terapia de reemplazo renal). La sangre circula fuera del cuerpo del paciente - pasa a través de una máquina que tiene filtros especiales. La sangre sale del paciente a través de un catéter (un tubo flexible) que se inserta en la vena. Los filtros hacen lo que hacen los riñones; Filtran los productos de desecho de la sangre. La sangre filtrada vuelve entonces al paciente a través de otro catéter. El paciente está, de hecho, conectado a una especie de riñón artificial. Los pacientes necesitan estar preparados para la hemodiálisis. Un vaso sanguíneo, generalmente en el brazo, necesita ser ampliado. Se requiere cirugía para esto. La veta agrandada hace posible la inserción de los catéteres.
La hemodiálisis suele durar de 3 a 4 horas cada semana. La duración de cada sesión depende de qué tan bien funcionen los riñones del paciente y cuánto peso fluido ha ganado el paciente entre los tratamientos.
Aunque la diálisis es preferida por muchos pacientes que ya han dado un paso en la insuficiencia renal, quieren deshacerse de ella, porque la diálisis tiene muchos efectos secundarios, por ejemplo, fatiga, presión arterial baja, infecciones estafilocócicas invasivas, calambres musculares y picazón en la piel. A menudo caen débiles, no pueden hacer lo que quieren, algunos de los pacientes piensan que se convierten en la carga de sus familiares, por lo que algunos de ellos tienen depresión. Más importante aún, la diálisis no puede tratar la raíz de la enfermedad.
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